martes, 28 de junio de 2011

- Era de esperar.

No había nada que sustituir, elegir o cambiar.
Siempre fue ella.
Ella.
Eso me hizo llegar hasta el fondo de mis converse.
No sirve de nada.
No había palabras qué explicar.
No había más que decir.
Pero yo soy fuerte. Grande.
No podrá conmigo. Nadie puede.
Aún... tenía fuerzas para seguir.
La duda es ¿serviría de algo?

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