domingo, 8 de mayo de 2011

Cadena perpetua


Traté de escapar, pero era demasiado tarde.
Estaba atrapada.
¡No había ninguna salida!
Era una sensación inexplicable, tenía miedo y sentía tristeza; tenía frío y calor; me sentía valiente a la vez cobarde...
¡Esa no soy yo! Era un vivo reflejo de cualquier otra persona, pero no de mí.
La muerte te atrapa.  
Te condena.

1 comentario: