Me he dado cuenta de algo.
Los amores más bonitos son aquellos que no se espera que sucedan. Dos personas que se tratan bien, ríen, bromean. Que son distintas. Que hablan alguna vez, aunque cada vez más. Que llevan su vida sin pensar. Comparten charlas, vivencias, experiencias. Y un día... Ay, ese día. Un día se dan cuenta de que se necesitan. Que estando cerca el uno del otro se sienten agusto. Se dan cuenta de que no cambiarían ese sentimiento por nada del mundo. Pase lo que pase. Y todo, sin avisar.
Qué suerte que hayas sido mi más bonita casualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario