Podía recorrer los cinco continentes con tan sólo quererlo, mirando al mar.
No entienden por qué leo libros, si mayoritariamente me gustan más las películas, por qué engullo una bolsa de patatas y luego no tengo hambre para nada más, por qué disfruto de la música y me identifico con ella, en vez de ponerme a hablar con alguien nuevo, por qué me gustan tanto saltar encima de la gente si no van a cogerme.
Supongo que a la gente le gusta mucho no entender a los demás, a mí, en este caso. Debe ser mi carácter entre borde y dulce el que los desconcierta. Esas preguntas que hago sin sentido midiendo cada una de las palabras, eso deben de ser palabras que nos marcan, como las tallas de ropa o las etiquetas, nos definen sin conocer la esencia, cual es la historia por la que somos como somos. Si la gente supiera la historia de cada uno, una parte de ella al menos, no tendrían por qué preguntarse cosas. Existe la maldad, existen pensamientos que siempre dirán porque esas personas saben cual es nuestro punto débil, lo que no saben es que no habrá ninguna muestra de sufrimiento, porque eso es lo que quieren.
Y te vas lejos, muy lejos, en tus sueños, mirando el mar y el cielo.
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