No es algo que yo tenga que decidir, es algo que tiene que decidir él.
Como siempre, vuelvo a mi punto de partida, esperar.
¿Por qué esta ilusión? ¿Por qué esta esperanza?
¿Por qué este mariposeo constante en el estómago?
Báh, esto me pasa por ser una tonta, supongo.
Habrá que dejar de poner la mano en el fuego hasta que las llamas mengüen, hasta tener certeza de que no me quemaré.
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